Cada avance científico que trata de identificar el origen del perro dentro de la vida humana confirma su existencia en la época de las cavernas. Cuando empezamos a identificar y clasificar los sonidos que emitíamos y a darles una forma y comprensión colectiva para luego estructura el lenguaje, los perros ya estaban ahí. Y mientras desarrollábamos utensilios rústicos de piedra de seguro algún perro nos observaba con algo de distancia de la misma forma inquieta con que ahora nos ven frente a la computadora.
Sin duda alguna nuestro ancestral vínculo ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Ya no somos los mismos de hace 14000 años atrás, ni tampoco los perros. Ya no necesitamos correr tras un jabalí durante kilómetros para alimentarnos y los problemas en las grandes urbes son cada vez más abstractos y complejos y en muchas ocasiones una gran industria nos hace perder la ruta del origen de las cosas. Pocos son los que actualmente se ven obligados a desollar y faenar a un cerdo para disfrutarlo en su mesa
En las urbes, los perros pastores han dejado de guiar al ganado y ahora sirven a fuerzas policiales. Vemos a perros que antes halan trineos pasear por la ciudad a la última moda. Y otros más han dejado la libertad y los riesgos de un entorno natural, ligado con la poca ruralidad que nos queda y han pasado a los paseos moderados y a tomar largas siestas dentro de departamentos.
La convivencia con perros en las urbes tiene varios matices que van desde los abandonos, restricciones al acceso a espacios públicos, hasta la excesiva humanización de las mascotas creando problemas de socialización y potenciales riesgos dentro de la vida en familia y la comunidad.
No cabe duda de que tuvimos, tenemos y a futuro tendremos una estrecha relación con los perros, puesto que se han adaptado muy bien a una vida cercana al ser humano, y que no necesariamente por vivir junto a ellos, significa que conozcamos en profundidad de su comportamiento y necesidades y podamos mediante este reconocimiento establecer una relación armoniosa entre especies. Atendiendo a este reto, “Good Citizen Dog Scheme” en Inglaterra y «Canine Good Citizen» de la American Kennel Club (AKC) han desarrollado programas de formación de perros cívicos, mediante la evaluación de su comportamiento en el entorno urbano, sería importante simular y adaptar estos procedimientos localmente
Jonathan Melo y Gabriela Santacruz son una pareja de profesionales que han dedicado su vida a la investigación, práctica y divulgación del bienestar animal en Ecuador. En su juventud, formaron parte del voluntariado de Protección Animal Ecuador y han participado en proyectos de conservación, como el Proyecto Washu.
En el ámbito académico, su formación se enfoca en la comunicación social y la terapia física, lo que les ha llevado a interesarse especialmente en el adiestramiento canino orientado a las terapias asistidas con animales. Se han formado con la Fundación Bocalán España.
Su formación y práctica también incluyen el adiestramiento de animales con clicker training y técnicas de búsqueda y defensa en canes. Además, han creado Urkupet, la primera tienda enfocada en el bienestar animal en Ecuador, y desarrollan proyectos que combinan la experiencia de aventuras, el poder sanador de la naturaleza y la conexión con las mascotas, promoviendo así el turismo pet-friendly.